Ven amor, acércate.
Déjame sentir tu aroma,
tu piel,
tus caricias...
Tu respiración guiándose por mis latidos.
No, no.
No tan rápido.
Te tengo una propuesta.
Inténtalo.
Pregúntame qué es.
Déjame confirmar
que lo quieres tanto como yo.
Propónme algo tu también.
Pero antes de que comience a besarte.
Porque entonces, no me detendré.
martes, 12 de octubre de 2010
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La sangre llama a la sangre...