El mundo se oculta bajo el velo de la noche.
Cada vez más hipócrita,
haciéndose la víctima,
sin hacer nada al respecto.
Yo vago por el mundo
tratando de arreglar descomposturas
matando, degollando.
Palpando la textura de la sangre
me vuelvo maniática, me vuelvo alucinante.
Una adicción, una obsesión.
No tengo palabras para describir
el placer que me da el matar sin piedad.
Nada lo superará.
Ni el acto sexual.
La sensualidad pasó a ser mera táctica.
La pura distracción.
La verdadera intención, no es sexo.
Es esparcir el terror.